Imagina: Nos encontramos en el aeropuerto de Madrid - Barajas para viajar a Barcelona en el vuelo de las 19:25. Ya hemos facturado, nos hemos desnudado y vuelto a vestir para pasar el dichoso control policial y nos encontramos sentados cómodamente en una cafetería puesto que nuestro vuelo no sale hasta dentro de... no sé, pongamos 1 hora.
Hemos elegido la cafetería porque se encuentra justo enfrente de uno de esos gigantescos monitores donde nos anuncian la hora y la puerta de embarque de nuestro vuelo. Es importante prestar cierta atención a las observaciones sobre posibles retrasos, cambios de puerta, etc.
Después de medio café, una magdalena y una buena charla, nos animamos a comprobar en el monitor que todo sigue como estaba para descubrir la desagradable noticia del retraso: Nuevo horario 20:20
Lo primero que tanto a ti como a mi nos viene a la cabeza es: ¿Y... qué hora es? Porque, lamentablemente, esos gigantescos monitores atestados de información no dicen nada del dato más importante de todos ya que el resto gira en torno a él: LA HORA!
Pensaréis que soy un exagerado, que tampoco es para tanto, que siempre se puede consultar la hora en el reloj o en el móvil... Totalmente de acuerdo, pero para la usabilidad no hay 'peros' porque, si así fuera, desistiríamos de hacer las cosas más fáciles ya que siempre hay una excusa. Y sobre todo, porque la usabilidad debe ser universal, es decir, debe tener en cuenta a todo tipo de usuarios.
Para muestra un botón: yo ese día no llevaba reloj (me lo quito cuando me voy de vacaciones) y tenía el móvil sin batería. Así que me tuve que levantar a preguntar a la persona de la mesa de al lado qué hora era, pensando que casi con toda seguridad, se lo volvería a preguntar unas cuantas veces más.
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