Parace una obviedad, pero lo primero que debería quedar meridianamente claro en un calendario, antes que los días de la semana y, por supuesto, antes que la publicidad asociada, es el año al que corresponde dicho calendario.
Os pido disculpas por la mala calidad de la imagen... os prometo que por el otro lado tampoco existía referencia alguna al año en cuestión.
Me resulta curioso pensar cómo ninguna de las personas involucradas en el miniproyecto de hacer unos calendarios para esta ONG echó en falta algo tan imprescindible como el año. Sobre todo, por parte de la imprenta que, acostumbrada a imprimir cientos de calendarios para diferentes clientes, debería haberse dado cuenta y avisar al respecto.
Esta es la gran diferencia que existe entre despachar y atender a un cliente, algo que vemos día a día en todos los negocios existentes y que, sin duda, marca la diferencia entre una empresa seria y un "chiringuito".
Pues es más corriente de lo que te piensas. Yo tengo un "planning" en la cocina de una muy conocida empresa en el que un mes entero tiene "bailados" los días de la semana...
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